Descubre cómo las tecnologías de carga en corriente alterna y continua impactan la eficiencia de tu flota eléctrica.
La electrificación de flotas comerciales es un paso clave hacia un futuro más sostenible. Pero para sacar el máximo partido a la infraestructura de recarga y optimizar la eficiencia energética, es fundamental entender las diferencias entre la carga en corriente alterna (AC) y en corriente continua (DC).
AC y DC: un poco de contexto
La corriente alterna (AC) es el tipo de electricidad que se distribuye en la red eléctrica. Cambia de dirección periódicamente, lo que permite transportarla a largas distancias con menos pérdidas. Es la forma de electricidad que utilizamos en nuestros hogares, oficinas y puntos de recarga convencionales.
La corriente continua (DC) fluye siempre en la misma dirección. Es la forma en la que se almacena y se entrega la energía dentro de las baterías, como las de los vehículos eléctricos (VE). Por eso, para recargar un VE, la electricidad de la red (AC) debe convertirse en DC.
Puntos de recarga AC: sencillos, pero con limitaciones
En una estación de carga AC, la conversión de energía se realiza dentro del vehículo, a través del convertidor embarcado. Estos convertidores son limitados en capacidad, normalmente entre 11 y 22 kW (y hasta 43 kW en vehículos industriales), lo que alarga el tiempo de recarga.
Ventajas de la carga AC:
- Costes de instalación más bajos.
- Ideal para recargas lentas en horario nocturno o en entornos laborales.
- Uso frecuente en flotas de vehículos ligeros y turismos.
Inconvenientes para vehículos pesados:
- Tiempos de recarga muy largos (varias horas o incluso más de un día).
- Incompatible con algunos modelos de camiones eléctricos que no incorporan convertidor AC.
- Menor eficiencia energética: los convertidores embarcados tienen un rendimiento más bajo (alrededor del 85%), lo que implica un mayor consumo eléctrico.
Puntos de recarga DC: velocidad y eficiencia para operaciones exigentes
Las estaciones de carga DC llevan incorporado su propio convertidor de potencia, lo que permite entregar corriente continua directamente a la batería del vehículo, sin pasar por el sistema embarcado.
Ventajas principales:
- Potencias elevadas (entre 100 y 400 kW o más), que permiten recargas rápidas.
- Compatibles con todo tipo de vehículos eléctricos, incluidos los pesados.
- Recargas adaptadas a operaciones con alta rotación o necesidades logísticas exigentes.
- Mayor eficiencia energética (hasta el 96%), lo que reduce el coste total de explotación.
¿Cuál elegir para tu flota?
La elección entre carga AC o DC depende del tipo de vehículos, del ritmo de operación y de la estrategia de electrificación.
- Para flotas ligeras o recarga durante la noche, la AC puede ser suficiente y más económica.
- Para vehículos industriales y operaciones con tiempos limitados, la DC es la opción recomendada, incluso imprescindible.
En muchos casos, una combinación de ambas tecnologías puede ofrecer la flexibilidad necesaria para optimizar tiempos y costes.
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